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Entrevista. Michael Smith. coautor de ¿Quién mató al Che?

“La CIA ordenó matar a Guevara”

"La CIA rastreaba al Che Guevara desde 1954 y su legajo se convirtió en uno de los más voluminosos entre los millones fichados por la agencia de espionaje estadounidense”, dice a Miradas al Sur el abogado y activista estadounidense Michael Smith, coautor, junto a Michael Rattner, de ¿Quién mató al Che?,

Por Walter Goobar
"La CIA rastreaba al Che Guevara desde 1954 y su legajo se convirtió en uno de los más voluminosos entre los millones fichados por la agencia de espionaje estadounidense”, dice a Miradas al Sur el abogado y activista estadounidense Michael Smith, coautor, junto a Michael Rattner, de ¿Quién mató al Che?, publicado en el país por Paidós. Smith es un abogado que trabaja en la Ciudad de Nueva York, miembro del consejo del Centro por los Derechos Constitucionales. Michael Ratner es ex presidente de ese centro.
–¿Dónde comenzaron la investigación?
–Hace muchos años, Michael Ratner y yo solicitamos la desclasificación de documentos oficiales sobre la captura y muerte delChe Guevara en Bolivia, en base a una ley sobre libertad de acceso a la información. Pedimos documentos de la CIA, el FBI, el Departamento de Defensa y la Casa Blanca. Con el tiempo, nos llegaron cajas con documentos que publicamos en 1997 en un libro titulado El Che Guevara y el FBI: dossier secreto sobre un revolucionario latinoamericano. Una década más tarde, conseguimos otro cargamento de documentos de la CIA, la Casa Blanca y el Departamento de Defensa. Con ese material, sumado a otros libros que fueron apareciendo, nos dimos cuenta que por fin se podía contar la historia detrás de la muerte del Che: tanto los investigadores argentinos como cubanos sospecharon siempre que la CIA había asesinado al Che, pero no lo podían demostrar. Los documentos que publicamos en ¿Quién mató al Che? prueban que el gobierno de los Estados Unidos y la CIA, trabajando en estrecha relación con la dictadura militar boliviana encabezada por el general René Barrientos, decidieron el asesinato de Guevara. Nosotros pudimos establecer que esto se hizo en un contexto en que la CIA perpetraba asesinatos políticos.
–¿Cuál es el secreto mejor guardado sobre la cacería, la captura y el asesinato del Che?
–Es, justamente, que los estados Unidos ordenaron el asesinato, porque la operación de cobertura montada por la CIA a través de su agente, Félix Rodríguez –el último que intentó interrogar al Che, poco antes de su ejecución–, indicaba que la CIA lo quería vivo, pero que no pudieron hacer nada ante la decisión de los generales bolivianos de ejecutarlo. Ese método de encubrimiento es lo que en la jerga de la CIA se denomina “negación plausible”, parte del modus operandi de la CIA desde 1948. En 1965, el jefe de la CIA Richard Helms fue interrogado por un comité del Senado estadounidense, encabezado por el senador Frank Church sobre las actividades ilegales de la agencia de espionaje. Church le preguntó a Helms si el presidente estaba informado de las actividades ilegales y el jefe de los espías respondió que jamás harían eso para no comprometer al inquilino de la Casa Blanca. Sin embargo, durante los 19 años transcurridos entre 1948 y 1967, la CIA asesinó, o al menos intentó asesinar, a 19 jefes de Estado entre los que se puede mencionar a Patricio Lumumba, en el Congo; el presidente Diem, en Vietnam. La CIA era una organización que mataba gente de manera encubierta, ahora es diferente y lo hacen de forma abierta.
–Cada martes, la CIA le presenta a Barack Obama una lista de blancos...
–Sí, el jefe de la CIA se reúne con Obama todos los martes en la Casa Blanca y le presenta una lista de nombres con biografías y fotos de los candidatos a ser ejecutados y se decide a quién van a eliminar. Ellos mismos lo llaman “Martes del terror”. Estados Unidos era una democracia restringida hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero esa democracia se vio mucho más restringida desde entonces.
–Cuando afirma que la orden de asesinar al Che provino del cuartel general de la CIA en Langley, ¿cómo lo puede probar?
–La CIA contrató al mercenario cubano Gustavo Villoldo para rastrear y asesinar al Che. En una entrevista con el escritor mexicano Jorge Castaneda, Gustavo Villoldo cuenta que voló a La Paz y en una conversación con el dictador René Barrientos le explicó que la CIA quería al Che vivo o muerto. Barrientos le dio su palabra: si lo capturaban, lo mataban. Es decir, existía un acuerdo previo por el cual el gobierno de Estados Unidos había obtenido el compromiso del gobierno boliviano de matar al Che. En esa época, 21 de los 23 máximos jefes militares de Bolivia habían recibido entrenamiento en la Escuela de las Américas, más conocida como la escuela de los dictadores que en esa época estaba situada en Panamá.
–¿Por qué el Che eligió Bolivia?
–Sin salida al mar, Bolivia era el país más pobre, más analfabeto, más rural y más indígena de Latinoamérica. También era el país más inestable de América latina, con más de 190 cambios de gobierno desde que llegó a ser una república independiente en 1825. Como México entre los años 1910 y 1920, y Cuba más recientemente, Bolivia era un país latinoamericano cuya revolución en 1952 se basó en la participación popular. Y, claro está, Bolivia es vecina a la patria del Che, la Argentina.
–¿Qué papel jugaron los militares argentinos en la muerte del Che?
–Después del asesinato, los bolivianos ataron el cadáver a la pata de un helicóptero y lo trasladaron de La Higuera a Vallegrande. Allí fue donde exhibieron el cadáver a la prensa. Más tarde, le cortaron las manos y las trasladaron al cuartel de la CIA en Langley. Tenemos un documento con membrete de la Casa Blanca en el que Walt Roskow le confirma al presidente Lyndon Johnson que “hay evidencias irrefutables que esas son las huellas dactilares del Che”. Nosotros creemos que las huellas de las manos fueron comparadas con las fichas dactilares provistas por la Policía Federal argentina.
–¿Qué conclusiones sacan ustedes sobre el papel de Ciro Bustos, un argentino que era parte del grupo del Che pero que fue detenido junto al frances Regis Debray y colaboró en la cacería?
–Creo que fue un desertor, al igual que el filósofo francés Regis Debray que popularizó la teoría foquista de la guerra revolucionaria. Debray iba a ser el enlace del Che con La Habana. Él y Ciro Bustos estuvieron con el Che Guevara un breve tiempo y, cuando partieron, fueron detenidos y torturados por los militares bolivianos. A Bustos le mostraron una foto de su hija y amenazaron con matarla, por lo que el preso empleó sus habilidades artísticas para dibujar los retratos del Che y sus compañeros y hacer mapas de varios de sus campamentos. Esto ayudó a la CIA a confirmar sus sospechas sobre la presencia del Che Guevara en Bolivia.
–¿Desde cuándo la CIA tenía evidencias sobre la presencia del Che en Bolivia?
–Cuatro meses antes del asesinato. Durante ese tiempo entrenaron y pertrecharon una unidad de rangers similar a los Boinas Verdes para combatir a la guerrilla. Nosotros publicamos el documento titulado Memorándum de entendimiento, por el cual los bolivianos proveían las tropas y los cuarteles mientras los militares estadounidenses se comprometían a proveer todo lo demas: desde raciones de comida hasta municiones, pero muy especialmente inteligencia. Los agentes Gustavo Villoldo y Félix Rodríguez viajaron a Bolivia para encargarse de la recopilación de inteligencia pero llevaban uniformes bolivianos con grados de capitanes, aunque trabajaban para la CIA. Los soldados bolivianos fueron entrenados por 16 especialistas norteamericanos en contrainsurgencia que habían combatido en Vietnam. Rodríguez consiguió identificar la posición de la columna del Che y de los otros grupos y fue él quien condujo a los rangers bolivianos hasta rodear al Che en la Quebrada del Yuro.
–¿Cómo se coordinó el asesinato?
–Según Rodríguez, él proporcionó a los bolivianos un equipo de radio y un código para transmitir en clave las opciones. Con el correr de las horas recibieron un mensaje que decía “0600” y que significaba que debían matarlo. Rodríguez le encomendó la tarea al sargento Mario Terán. La primera vez que Terán vio al Che no se atrevió a matarlo. Salió, se emborrachó con aguaardiente y volvió a entrar. El Che se puso de pie porque sabía lo que iba a pasar y Teran disparó una ráfaga de su fusil norteamericano al pecho de Guevara porque el plan inicial era decir que había muerto en combate.
–¿Ustedes confían en el relato de Rodríguez que vive en Miami y se jacta de poseer el reloj Rolex y la pipa del Che?
–No, no estamos del todo seguros. De lo que sí estamos completamente seguros es de que los asesinatos eran una práctica regular de la CIA en esa época, y que la CIA había intentado asesinar al Che en 1962 por intermedio de un mafioso llamado Johnny Roselli. La CIA le dio a Roselli cápsulas de veneno y éste se las entregó a otro contrarrevolucionario que debía viajar de Miami a Cuba, pero el plan fracasó. También sabemos que la CIA rastreaba al Che desde 1954 cuando estuvo en Guatemala y su legajo fue uno de los más voluminosos en los archivos de la CIA. Lo rastrearon desde 1954 hasta 1967, cuando lo mataron.
Miradas al Sur
12-OCTUBRE-2014

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