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ESCANDALO EN LA ONU´

Los abusos de Malcorra

Si Mauricio Macri no le hubiese ofrecido la Cancillería a Susana Malcorra, un veredicto emitido la semana pasada, la hubiese obligado a renunciar a su cargo en la ONU

Walter Goobar
"Después de cuarenta años de trabajo por los derechos humanos, al final me hicieron sentir lo que la mayoría de los defensores de los DDHH sufre durante la consecución de su misión: se me acusó de forma arbitraria y fui sumariamente condenado antes de una investigación. Incluso durante el tiempo en que esta se llevó a cabo, estuve suspendido ilegalmente de mi trabajo y me enviaron a casa generando un manto de sospecha ante los ojos de mis compañeros de trabajo. Fui condenado al silencio, mientras que mis acciones fueron examinadas, mi reputación manchada y mi trabajo destruido.
Ahora, un panel de jueces independientes nombrado por el Secretario General finalmente ha publicado sus conclusiones y coinciden con lo que siempre he mantenido: al informar agresiones sexuales a niños en Bangui a las autoridades francesas, sólo estaba haciendo mi trabajo. El bienestar de los niños era mi prioridad", resumió el lacónico funcionario sueco Anders Kompass, tras conocerse el veredicto unánime de los tres jueces que lo exculparon de las falsas acusaciones urdidas en su contra por un grupo de altos funcionarios de la ONO, entre los que se encontraba al actual canciller argentina Susana Malcorra cuando se desempeñaba como jefa de Gabinete del Secretario General de la ONU, Ban Kimon. Malcorra y un selecto grupo de funcionarios de alto rango usaron a Anders Kompass como chivo expiatoriopara silenciar y lavar su propia responsabilidad ante la inacción de la ONU en un caso de abuso de menores por parte de sus propios Cascos Azules en la República Centroafricana. El papel jugado por Malcorra en la persecusión conrtra Kompass salta a la vista y es muy probable que se hubiese visto forzada a renunciar a su cargo de >Jefa de Gabinete de Ban Kimon, si Mauricio Macri no le hubiese ofrecido conducir los destinos de la Cancillería argentina, antes de conocerse el lapidario veredicto de la semana pasada.
El panel compuesto por tres jueces independientes nombrado por el Secretario General de la ONU para investigar la respuesta de la Organización a las acusaciones de abusos sexuales de menoresperpetrados por las fuerzas de paz en la República Centroafricana exoneró de toda responsabilidad a Anders Kompass, el veterano especialista en Derechos humanos que denunció los hechos a las autoridades francesas bajo cuyo mando estaban las tropas con el único fin de detener los abusos en curso, mientras la propia ONU -en lugar de ocuparse de las víctimas y sancionar a los victimarios-, se concentró en encubrir el escándalo, garantizar impunidad a los perpetradores y buscar un chivo expiatorio que resultó ser Kompass.
En el kafkiano submundo de funcionarios , más preocupados por la exzcelencia de los cocteles y los saladitos en lasreuniones diplomáticas que por defender a unos niños africanos abusados y hambreados, funcionarios de la talla de Susana Malcorra idearon una persecusión contra Kompas por abuso de autoridad por haber alertado -por canales oficiales-, al gobierno frances, sobre los crímenes de guerra que sus soldados estaban perpetrando con el uniforme de la ONU y la tolerancia displicente de los mandos galos.
En la primavera y el verano de 2014, de acuerdo con las notas preparadas por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), soldados de Francia, Chad y Guinea Ecuatorial exigieron servicios sexuales de chicos jóvenes en un campamento para los desplazados por la guerra.
El 19 de mayo de 2014, un niño de 11 años declaró que un soldado francés le prometió comida a cambio de sexo oral, luego lo violó, y le dio galletas y dinero en efectivo. El chico dio una descripción detallada del soldado y afirmó que podría identificarlo, pero no se tomó ninguna medida, ni siquiera una advertencia a los soldados, no se hizo ningún esfuerzo para evitar el abuso en curso, ninguna alerta fue expedida a las decenas de miles de adultos desplazados en el campamento. El personal de Unicef reportó casos de sexo oral forzado y violación anal de los niños de 8 a 15 años y no se tomó ninguna acción. En total, las entrevistas documentan el abuso sexual de 13 niños por parte de 16 soldados de la fuerza de paz: 11 eran franceses, tres de Chad, y dos de Guinea Ecuatorial. Otros siete Cascos Azules actuaron como cómplices. El informe implica a 23 soldados en total.
A mediados de julio de 2014, la ONU no había tomado ninguna medida contra los abusos en curso. En ese contexto, el funcionario sueco Anders Kompass informó a las autoridades diplomáticas francesas, y los abusos cesaron.
En lugar de ocuparse de las víctimas o de identificar y juzgar a los abusadores, la jefa de Gabinete Susana Malcorra organizó una reunión en la ciudad de Turín entre el alto comisionado para los Refugiados, Zeid Ra’ad Al Hussein; la alta comisionada adjunta, Flavia Pansieri; el subsecretario general (USG) para OSSI, Carman Lapointe; y el director de Ética de la ONU, Joan Dubinsky, para discutir el caso Kompass: si la negligencia para combatir los abusos sexuales por parte de los Cascos Azules, se hacía pública, la ONU enfrentaría preguntas para las que no había respuestas razonables.
Como resultado de la reunión realizada en Turín, el grupo integrado por Malcorra continuó tramando una manera de silenciar a Kompass. Dos semanas más tarde, el 9 de abril de 2015, Zeid solicitó formalmente una investigación sobre Kompass por su “filtración” sobre la denuncia de abuso sexual en la República Centroafricana.
Durante la semana del 13 de abril de 2015, un mes después de su negativa a renunciar, Kompass fue suspendido y escoltado desde su oficina. Susana Malcorra, que ocupaba una de las posiciones más poderosas en el sistema de la ONU como jefa de Gabinete del secretario general, declaró a los medios que Kompass estaba siendo investigado porque era culpable de mala conducta. Esto era un caso flagrante de prejuzgamiento.
Tras ser exculpado, Kompass evitó hacer nombres, pero declaró:
"Los acontecimientos muestran que las Naciones Unidas todavía no entiende lo que implica el trabajo de derechos humanos y cómo se lleva a cabo. Se necesitan reformas importantes en este sentido.
Quiero dar las gracias a todos aquellos que a lo largo de este año me han apoyado -no sólo amigos y familiares-, sino también a todos aquellos que fueron testigos y respetado mi trabajo pasado y muchos otros que, sin conocerme, expresaron su solidaridad y proporcionan un apoyo concreto. De hecho, es esta red de solidaridad y resistencia que, según creo, finalmente permite el trabajo en derechos humanos.
Mis pensamientos permanecen con todas las víctimas de violaciónes de derechos humanos que, como los niños de la República Centroafricana, tienen derecho a esperar protección ".
29-12-2015

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