Periodista indeseable para EE.UU.

Estados Unidos se considera a sí mismo el abanderado de la libertad, pero acaba de prohibir la entrada a su territorio a la periodista alemana –residente en la Argentina– Gaby Weber, quien desde hace años investiga a los criminales de guerra nazis y los delitos de la dictadura argentina.

Por Walter Goobar
Estados Unidos se considera a sí mismo el abanderado de la libertad, pero acaba de prohibir la entrada a su territorio a la periodista alemana –residente en la Argentina– Gaby Weber, quien desde hace años investiga a los criminales de guerra nazis y los delitos de la dictadura argentina. Por eso Estados Unidos le ha prohibido la entrada.
Tras una larga batalla judicial, Weber consiguió recientemente la desclasificación de 3400 documentos de los servicios secretos alemanes (BND), que prueban que el espionaje germano y la CIA conocían el paradero del jerarca nazi Adolf Eichmann casi una década antes de su secuestro en Argentina. El material documental confirma, por una parte, que Alemania siguió protegiendo a los jerarcas nazis prófugos hasta muchos años después de terminar la Segunda Guerra Mundial, pero además pone en tela de juicio la versión oficial sobre el cinematográfico secuestro de Eichmann en la Argentina, que cimentó la fama del Mossad y ha inspirado decenas de libros y películas. La historia oficial cuenta que Eichmann –considerado “el arquitecto del Holocausto”–, vivió en la Argentina desde 1950 hasta el 11 de mayo de 1960, fecha en que fue secuestrado por el Mossad, que lo trasladó clandestinamente a Israel el día 21 de ese mes en un operativo con visos de thriller. Sin embargo, Weber, que es autora de La conexión alemana y de El lavado del dinero nazi en la Argentina, sostiene que Eichmann no salió por Ezeiza en un vuelo de El Al, sino que fue trasladado a Punta del Este en una avioneta norteamericana, desde donde abordó el avión de El Al con el que llegó a Israel. El 23 de mayo, el primer ministro David Ben Gurion reveló ante el Parlamento que Adolf Eichmann estaba detenido en Israel, pero nunca explicó cómo había llegado hasta su celda en Jerusalén. El 15 de diciembre de 1961, una corte israelí condenó a Eichmann a muerte por crímenes de lesa humanidad. Las investigaciones de Weber –que en esta entrevista adelanta nuevas revelaciones que hoy serán publicadas en Alemania–, la han convertido en una “indeseable” para los Estados Unidos
–Usted es ciudadana alemana, residente desde hace muchos años en la Argentina. ¿Por qué cree que se ha convertido en una periodista peligrosa para Washington?
–Desde la década del ’80 viajé muchas veces a Estados Unidos, y a pesar de que soy una periodista crítica, nunca tuve problemas. Pero en agosto pasado, quise ingresar a los Estados Unidos y me impidieron la entrada pese a que tenía todos mis papeles en regla. Poco antes, yo había ganado un juicio a los servicios de inteligencia alemanes –BND–, que los obligó a entregarme los archivos secretos del criminal Adolf Eichmann en Argentina. Para comparar esos archivos con los norteamericanos, me propuse viajar a Washington en agosto pasado. Como soy alemana, saqué mi visa electrónica por Internet, pero en el aeropuerto de Washington me interrogaron durante siete horas, me estamparon un sello de “rechazada” en mi pasaporte y me mandaron de vuelta sin darme ninguna explicación.
–¿Volvió a solicitar visa?
–Sí, y después de tres meses, me la rechazaron.
–¿Por qué cree que el caso Eichmann, tantos años después de su muerte, puede seguir siendo un caso incómodo para los Estados Unidos?
–Desde hace mucho tiempo yo sostengo que la versión del secuestro en la Argentina por parte del Mossad no es cierta. La versión oficial sostiene que el Mossad rastreó durante la década del ’50 a los criminales de guerra nazis en América latina y que después de una larga búsqueda secuestró a Eichmann y lo trasladó a Israel para hacer justicia. Eso no es verdad y si ahora se comprueba esa mentira es un bochorno para todos los que la avalaron durante tanto tiempo.
–Pero si –según su teoría– no fue Israel quien secuestró a Eichmann, ¿quién fue?
–Fueron miembros del ejército de los Estados Unidos.
–¿Cuáles fueron los móviles del secuestro: una interna en la Mercedes Benz, lavado de dinero o la organización Odessa que protegía a los nazis?
–No tuvo nada que ver con su trabajo en la Mercedes Benz ni creo que tampoco con Odessa, porque el secuestro no respondió a causas vinculadas con la Segunda Guerra Mundial, sino a la Guerra Fría. Eichmann desaparece el 11 de mayo de 1960 y reaparece el 23 de mayo. Lo que pasó en esos 12 días no se sabe. El Mossad nunca lo ha explicado.
–¿Tiene alguna hipótesis?
–Los 12 días de ausencia coinciden con la Conferencia Cumbre de París entre el líder soviético Nikita Kruschov y el presidente estadounidense Eisenhower sobre el desarme y la reunificación alemana...
–¿Y entonces?
–Esa Cumbre fracasó. El motivo oficial de ese fracaso fue el derribamiento el 1º de mayo por parte de la Unión Soviética del avión espía estadounidense U2, pero después de haber conseguido revisar (por medio de terceras personas) los archivos estadounidenses, estoy convencida de que el fracaso de la Cumbre no tuvo nada que ver con ese asunto. Según los documentos que he obtenido y publico hoy en Alemania, el secuestro de Eichmann tuvo que ver con la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
–Pese a su documentación, cuesta creer que ese criminal de guerra que se desempeñaba como operario de la Mercedes Benz y vivía en una zona humilde de San Fernando pudiese tener alguna influencia en la Guerra Fría...
–Él no tenía influencia propia. Todo el grupo de nazis que estaba en la Argentina: Adolf Eichmann, Erich Priebke, Wilhelm Sassen, Hans Ulrich Rudel, trabajaron para los servicios secretos estadounidenses. Eran espías pagos que no tenían incidencia propia. Creo que el secuestro de Eichmann se convirtió en una moneda de cambio en un momento en que Israel estaba negociando con Alemania el acceso a tecnología para el enriquecimiento de uranio para la central nuclear de Dimona.
–Usted también es querellante en la causa por la apropiación de bebés durante la dictadura y allí hay un funcionario estadounidense involucrado, ¿no cree que su prohibición para entrar en Estados Unidos pueda estar vinculada con ese tema?
–Soy querellante en la causa que investiga al Movimiento Familiar Cristiano, una organización que jugó un papel muy especial en la distribución de los chicos que nacieron en los campos de tortura de la dictadura. Un caso es el de Mercedes Benz, otro es el de la empresa alemana Bayer y el tercer caso es el del agregado militar de la embajada de Estados Unidos. A pesar de que se usó la estructura de la dictadura, no se trata de un hijo de desaparecidos, sino de tráfico de menores. De todos modos, creo que hay que investigar ese caso. Yo pedí el testimonio de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y del ex agregado militar durante la dictadura, pero no creo que eso haya tenido que ver con mi deportación en la frontera de Estados Unidos El caso Eichmann es lo que ha molestado en varias capitales.
 
DIARIO MIRADAS AL SUR
06-03-5011